viernes, 16 de diciembre de 2011

Relatos: 'Luisa y Ana: Dos perfectas extrañas'

Luisa y Ana llevaban tiempo en pareja y entre las muchas cosas que disfrutaban hacer estaba el juego de roles.
Una noche salieron a bailar a una discoteca y Luisa, mientras compraba lo que tomarían decidió iniciar uno de sus juegos.
Se acercó a Ana y la saludó como si nunca la hubiese visto. Le dijo que no había podido evitar notarla y que si gustaba un trago. Ana entendió inmediatamente por dónde venía y automáticamente asumió el rol también. Sonrió tímidamente y aceptó el trago.
Comenzaron a bailar y hablaban como unas completas extrañas. Luisa pasó la noche entera diciéndole cosas a Ana al oído. Ana sonreía de una manera pícara, así como quien no quiere la cosa y seguía bailando.
Bailaba muy cerca de Luisa y a veces pegaba su cuerpo al de ella, bajaba y subía rozándolo. Eso sí, sin despegar ni por un segundo su mirada de la suya. Eso excitaba mucho a Luisa. Luisa trataba de tomarla por la cintura pero muy ágilmente Ana lograba que no la llevara hacia ella. Eso la provocaba más.
Así pasaron la noche entera, bailando y provocándose (por supuesto que algunos en el sitio estaban impactados) pero sin soltar nada. A veces sus rotros se acercaban tanto que los labios se rozaban y producía que se estremecieran en el lugar. Se deseaban.
Tras varios tragos, Luisa le preguntó si quería irse de ahí y Ana le pidió que la llevara a su casa, que ya quería dormir. Luisa dijo que sí.
Cuando iban en el camino, Ana no paraba de decirle cosas y respirarle al oído y al cuello a Luisa. La incitaba. Entonces Luisa le preguntó que para dónde la llevaba, si para su casa o para la de ella (Ella ya había agarrado camino a la suya). Por supuesto que le dijo que la llevara a la suya, la de Luisa. Llegaron (siempre en el personaje de quienes no se conocen).
Luisa le ofreció un trago, Ana divinamente dijo que no y se le abalanzó. Dejó escapar todo lo que tenía reprimido en la discoteca. La arrojó contra la pared y comenzó a besarla, sus manos la acariciaban. No dejaba de verla a los ojos y eso enloquecía a Luisa cada vez más
Le quita la blusa y comienza a jugar con sus senos. Los besa, los muerde, disfruta ver como se ponen erectos, duros por ella. Mientras se queda en ellos, comienza a quitarle los pantalones, lo hace de la manera más sexy que puedan imaginarse. Acaricia sus piernas.
Comienza a bajar por su vientre mientras lo besa, llega a sus muslos y comienza a besarlos. Luego pasa su nariz por encima de su ropa interior. Luisa siente incluso su respiración a través de ella, se estremece y Ana lo disfruta.
Luisa quiere tomarla pero espera su turno con calma. Le quita la ropa interior y sopla sobre su sexo, se derrite. Ana lo sabe y lo disfruta. Hunde su lengua en ella suave, lenta pero profundamente. Sus piernas no lo pueden tolerar y cae de rodillas frente a ella.
Se miran fijamente y Luisa le arranca un beso. Fuerte, pasional y la arroja al piso. Sin dejar de besarla posa su pierna en su entrepierna. Eso estremece a Ana y Luisa siente su cuerpo vibrar. Entonces pone más presión y coloca una de sus manos dentro de su blusa hasta sus senos.
Se la quita y juega con ellos. Se los come, los chupa y su pierna hace más presión. Baja por su ombligo y se detiene a jugar en él mientras desabrocha el pantalón. Puede sentir el calor emanar de él. Le quita el pantalón, y su ropa interior con él. Se sumerge en su humedad y siente como su cuerpo se encalambra. A Luisa le gusta esa sensación y el leve gemido que Ana deja escapar de sus labios.
Hunde su lengua en su sexo y sube a su clítoris. Lo toma entre sus labios y lo succiona. Eso le encanta a las dos. Las enloquece. Siente cómo se enciende su cuerpo y su clítoris erecto en su boca la hace mojarse cada vez más. Coloca su dedo en su sexo y la escucha gemir
Aún no entra, espera a que se lo pida..
Ana pide que la penetre, no aguanta más. Lo hace y Ana deja escapar un grito, su espalda se arquea y su cabello cae en su espalda. Hermosa.
Luisa sube por su cuerpo y apoya su peso sobre Ana, sus piernas separan las suyas. La mira a los ojos y recibe la señal de aprobación. Luisa se mueve sobre sus caderas, los clítoris bailan al mismo compás, sus senos se besan.
Luisa puede sentir cómo Ana se estremece, cómo su cuerpo va dándole las señales que ya el momento se acerca, y se mueve con más firmeza. Las manos de Ana en su espalda le dicen que ya el momento viene. La aprieta a ella, la rodea con sus piernas sobre la cadera. Gime con más fuerza, grita, y desfallece en sus brazos, Luisa siente su calor y humedad, y su cuerpo produciendo espasmos de éxtasis.
En ese momento Ana se encuentra agotada, queriendo tocar a Luisa pero sin fuerzas y Luisa decide hacerlo ella misma. Se acuesta boca abajo y coloca su mano en su sexo, húmedo, caliente, lleno de ella e introduce un dedo. Deja escapar un suave gemido y Ana le pregunta qué hace. Me toco, le dice.
Eso le encantó. Comenzó a decirle cosas, a excitarla con sus palabras y le decía qué hacer. Eso excitaba a Luisa. Así que comenzó a moverse sobre su mano, tal como si estuviera sobre Ana. Podía sentirla.. Se estremecía.. Jugaba con su clítoris.
Estaba a punto cuando siente el cuerpo de Ana sobre su espalda. Toma su mano y la reemplaza por la suya. Comienza a tocarla desde atrás.. La pone en 4 e introduce sus dedos en ella. Logra dar con su Punto G y se queda a disfrutarlo. Luisa siente que ya viene y se lo dice.
De un sólo movimiento Ana voltea a Luisa. Dice que la quiere mirar a los ojos. Se coloca sobre ella y sus manos juegan en su sexo. Comienza a balancearse y la hace llegar al clímax. Luisa le muerde un labio y siente como fluye un poco de sangre de él pero lo disfruta.
Sonríen y Luisa le dice: Mucho gusto, me llamo Luisa y Ana no puede evitar reír. Sí, definitivamente el juego de roles era su favorito.


Escrito por: @Lesbosutra